jueves, 13 de abril de 2017

Los que vencieron

 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Ap. 7: 14).

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad (Ap. 22: 14).

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios (Ap. 2: 7).
Acordaos de la ley de Moshé mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel (Malaquías 4: 4).

Israel dio a luz a la Iglesia del Mesías (Ap. 12: 5). Honra a tu padre y a tu madre (Ex. 20: 12), el padre es Dios y la madre es Israel (Romanos 11: 17-20).

 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra (Lev. 26: 3), así es como lavamos nuestras ropas, obedeciendo de forma incondicional las leyes de Moshé. El Señor no vino a anular la ley, porque es perpetua, inmutable de eternidad a eternidad.

El Señor nos lavó en su sangre; expió nuestras almas conforme la ley. Sin sangre no hay expiación (Hebreos 9: 22; Lev. 17: 11); pero nosotros lavamos nuestra ropa en su sangre. Esa es nuestra responsabilidad, lavar nuestra ropa en su sangre.

El Señor dijo a sus discípulos: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado (Juan 15: 3). Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5: 39). Las palabras del Señor son las Sagradas Escrituras, de Bereshit (Génesis) a Itgalut (Apocalipsis o Revelación). Volver al primer amor es la obediencia de la ley de Moshé, son 613 preceptos. Sin obediencia nadie permanece en las palabras del Señor. Y quien no permanece, no tiene la palabra de Dios, que es el testimonio de Yeshua Imanuel Mesías, no lavó sus ropas en la sangre del Cordero.

El Señor dice: la salvación es por la fe que es en mí (Juan 11: 25). Obedeciendo la ley de Moshé confirmamos nuestra fe.

En los días de Pesaj (pascua) es mandamiento no tener fermento en la casa. El fermento es la hipocresía. La casa somos nosotros, morada de Dios en espíritu. Nuestro Pesaj es el Mesías, si en Él estamos.

Los que se dicen a sí mismos creyente y discípulos del Mesías, y tienen desprecio por la ley de Moshé, son hipócritas.

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala (Eclesiastés 12: 13, 14).


(Para más detalle, ver texto publicado anteriormente: “Guardar y cumplir los mandamientos de Dios”)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.