miércoles, 25 de junio de 2014

Caminando en el Señor

Juan 3: 27.

Nadie puede recibir nada a menos que Dios se lo conceda.
Herodes ataviado con su ropaje real y sentado en su trono, le dirigió un discurso al pueblo. La gente gritaba: "¡Voz de un Dios, no de hombre!". Al instante, un ángel del Señor lo hirió, porque no le había dado la gloria a Dios; y Herodes murió comido de gusanos. Hechos 12: 21-23.

La ira de Dios viene revelándose desde el Cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.
Desde la creación del mundo, las cualidades invisibles de Dios, es decir, Su eterno poder y Su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que Él creó. A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios, ni le dieron las gracias. De modo que nadie tiene excusa; sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón. Romanos 1.
Dios, mediante su gracia y su misericordia, nos concedió la redención en el cuerpo sacrificado del Mesías. Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos al Mesías Yeshúa. Romanos 8.

La santidad con la cual veremos al Señor nos es concedida por Dios. No es por nuestro esfuerzo, ni por nuestro deseo, sino por la gracia y misericordia de nuestro Dios.
Buscamos la santidad con ruegos, súplicas y lágrimas... dando gloria a Dios... porque el Señor dice: pidan y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá la puerta.  

Porque con Dios no hay favoritismo. Los discípulos del Señor hacen lo que el Señor enseñó.

jueves, 8 de mayo de 2014

Yeshúa, camino de justicia y santidad

Todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige. David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia, sin la mediación de las obras: ¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados!

El propósito de la elección divina, no es en base a las obras sino al llamado de Dios; por lo tanto, la elección no depende del deseo ni del esfuerzo humano, sino de la misericordia de Dios. Nuestra santificación es hecha mediante el sacrificio del cuerpo del Mesías Yeshúa, ofrecido una vez y para siempre. Él nos amó, somos su iglesia, se entregó por nosotros para hacernos santos, nos purificó lavándonos con agua mediante la Palabra, para presentarnos a Sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa e intachable.

El que confíe en el Señor no será jamás defraudado.

Ya ha llegado el día de las Bodas del Cordero. Su novia se ha preparado y se le ha concedido vestirse de lino fino, limpio y resplandecente. Dichosos los que han sido convidados a la cena de las Bodas del Cordero. ¡Ahí viene el Novio! ¡Salgan a recibirlo! Entonces todas las jóvenes se despertaron y se pusieron a preparar sus lámparas. La Palabra de Dios es la lámpara. El Espíritu Santo con el cual estamos sellados es el aceite.

La Palabra de los profetas, a la cual prestamos atención, es como una lámpara que brilla en un lugar oscuro, hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en nuestros corazones, donde Dios puso su Santo Espíritu mediante su grande amor por nosotros. Retengamos con firmeza la Palabra de Dios que ya está escrita en nuestra mente y en nuestro corazón, hasta que el Señor venga. 

Todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.

Yeshúa jamás transgredió la ley, la cumplió. Nos dio su Espíritu mediante el cual nosotros obedecemos, porque somos la alabanza de Su gloria. Hacemos lo que la ley nos manda, porque somos Hijos de Dios, y amamos al Señor, que pagó el precio de nuestro rescate.

¡La Sangre del Mesías purifica nuestra consciencia de las obras que conducen a la muerte, a fin de que sirvamos al Dios viviente!

Manteniéndonos firmes en la fe, resistimos al diablo.

Romanos 3: 28, 4: 6-8, 9; Hebreos 10; Efesios 5: 25-27; 1 Pedro 2: 6; Apocalipsis 19: 7-9; Mateo 25; 2 Pedro 1: 19; Apocalipsis 2: 25; 1 Pedro 5: 9.  

lunes, 31 de marzo de 2014

La autoridad del Señor

Hebreos, capítulos 12 y 13; Proverbio 8: 13.

Yo soy Yeshúa, El iniciador y perfeccionador de la fe de ustedes. Por el gozo de lo que Yo esperaba, soporte la cruz, menospreciando la verguenza que ella significaba, y ahora estoy sentado a la derecha del Trono de Dios; en espera de que todos mis enemigos sean puestos por estrado de Mis pies.

Yo a ustedes disciplino con Mis palabras, mi doctrina, como quiero; porque ustedes son hijos legítimos del Padre de los Espíritus, y por más penosa que sea la disciplina, produce una cosecha de justicia y paz, para quienes han sido entrenados por ella.

Mi sangre habla... con más fuerza que la de Abel. Adoren a Dios como a Él le agrada, con temor reverente. El temor del Señor consiste en odiar el mal, la soberbia y la arrogancia, el mal camino y la boca perversa. Yo los odio.

Permanezcan en mi, no se dejen llevar por ninguna clase de enseñanzas extrañas; conviene que el corazón sea fortalecido por Mi gracia, y no por alimentos rituales que de nada aprovechan a quienes los comen.

Por Mi sangre están ustedes santificados. Mantéganse libres del amor al dinero. Tengan en alta estima el matrimonio y la fidelidad conjugal. Huyan de la inmoralidad sexual: fornicación, adulterio, homosexualidad, pedofilia, pornografía, etc.

Ofrezcan continuamente a Dios alabanzas: confesando a Dios con tus labios mi nombre: Yeshua el Mesías. Hagan el bien y compartan con otros lo que tienen.

miércoles, 12 de marzo de 2014

Peligros y advertencias para no perder la Salvación

Si ustedes oyen hoy mi voz, Yo soy El Señor, no endurezcan el corazón como sucedió en la rebelión de los hijos de Israel. Así que, en mi enojo, hice este juramento: "jamás entrarán en mi reposo".
Tengan en cuenta: Dios es el que a ustedes mantiene firmes en mí, El Mesías. Él a ustedes ungió, selló como propiedad suya y puso Su Espíritu en sus corazones, como garantía de Sus promesas.
La tristeza que proviene de Dios produce el arrepentimiento, que lleva a la salvación, de la cual no hay que arrepentirse. Mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.
Pues ustedes nada pueden hacer contra la verdad, sino a favor de la verdad.
¡Miren que Yo vengo pronto! Dichoso el que cumple las palabras del mensaje profético de toda Palabra de Dios, del Génesis al Apocalipsis.
El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a todos ustedes. El que salga vencedor le daré derecho a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios.
Ahora bien, Yo Yeshúa soy el Espíritu; y donde está mi Espíritu, allí hay libertad.
Si son mis discípulos, mi Espíritu está en el corazón de cada uno de ustedes.
Shalom

2 Corintios 1: 21, 22; 7: 10; 13: 8. Hebreos 3: 15; 4: 3. Apocalipsis 22: 7; 2: 7. 2 Corintios 3: 17. 

martes, 7 de enero de 2014

Teshuvá

Lucas 15: 11-24.

Señor, concédenos la conciencia de que somos justicia de Dios, Templo del Espíritu Santo, morada de Dios en Espíritu.

El hijo pródigo juntando todos los bienes de su herencia, se fue lejos de su casa, y desperdició todo, viviendo perdidamente: hizo uso abusivo de la gracia.
Entonces vino el hambre espiritual y comenzó a faltarle el alimento. Y tuvo que trabajar en medio de la inmundicie apacentando cerdos. Tuvo tanto hambre que deseó alimentarse de lo que comían los cerdos, y nadie le daba; tan bajo cayó de la gracia...
En los más profundo, volvió en sí: hizo TESHUVÁ.
Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de PAN-Yeshúa, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré (de la inmundicie) e iré a mi Padre-Dios, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 
Y levantándose, vino a su padre. Y su padre le concedió el perdón para la vida. 

La teshuvá es concedida por Dios, por el oir de la fe. Es volver al Padre en amor y temor, arrepentido. 
Esta es la actitud de nuestro Padre Celestial, cuando decidimos hacer teshuvá por el oir de la fe: Y cuando aún estaba LEJOS, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Este versículo está profetizando el rapto. 
El Señor me reveló que vendrá a arrebatar los que hicieron teshuvá: la teshuvá que es conforme lo que está escrito en los Evangelios.