Guardar y cumplir
Nosotros
guardamos y cumplimos los mandamientos de Dios porque está escrito.
No la
circuncisión es importante, ni la incircuncisión, sino el guardar los
mandamientos de Dios (1 Corintios 7: 19).
Así dijo
YHVH: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para
venir, y mi justicia para manifestarse (Isaias 56: 1).
5 Mirad, yo os he enseñado estatutos y decretos, como YHVH mi Dios
me mandó, para que hagáis así en medio de la tierra en la cual entráis para
tomar posesión de ella. 6 Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduría y vuestra
inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirán todos estos
estatutos, y dirán: Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta
(Deuteronomio 4: 5, 6).
Hijo mío, no te
olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque
largura de días y años de vida Y paz te aumentarán (Proverbios 3: 1, 2).
Bienaventurado el varón
que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en
silla de escarnecedores se ha sentado;
Sino que en la ley de
YHVH está su delicia, Y en su ley medita de día y de noche. Será como árbol
plantado junto a corrientes de aguas, Que da su fruto en su tiempo, Y su hoja
no cae; Y todo lo que hace, prosperará (Salmo 1: 1-3).
7 La ley de YHVH es perfecta, que convierte el alma;
El testimonio de YHVH es fiel, que hace sabio al sencillo.
El testimonio de YHVH es fiel, que hace sabio al sencillo.
8 Los mandamientos de YHVH son rectos, que alegran el
corazón;
El precepto de YHVH es puro, que alumbra los ojos.
El precepto de YHVH es puro, que alumbra los ojos.
9 El temor de YHVH es limpio, que permanece para
siempre;
Los juicios de YHVH son verdad, todos justos.
Los juicios de YHVH son verdad, todos justos.
10 Deseables son más que el oro, y más que mucho oro
afinado;
Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
Y dulces más que miel, y que la que destila del panal.
11 Tu siervo es además amonestado con ellos;
En guardarlos hay grande galardón (Salmo 19).
En guardarlos hay grande galardón (Salmo 19).
Bienaventurados los
perfectos de camino,
Los que andan en la ley de YHVH.
Los que andan en la ley de YHVH.
2 Bienaventurados los que guardan sus testimonios,
Y con todo el corazón le buscan;
Y con todo el corazón le buscan;
3 Pues no hacen iniquidad
Los que andan en sus caminos.
Los que andan en sus caminos.
4 Tú encargaste
Que sean muy guardados tus mandamientos.
Que sean muy guardados tus mandamientos.
5 ¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos
Para guardar tus estatutos!
Para guardar tus estatutos!
6 Entonces no sería yo avergonzado,
Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
Cuando atendiese a todos tus mandamientos.
7 Te alabaré con rectitud de corazón
Cuando aprendiere tus justos juicios.
Cuando aprendiere tus justos juicios.
8 Tus estatutos guardaré;
No me dejes enteramente (Salmo 119).
No me dejes enteramente (Salmo 119).
¿Con
qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra (Salmo 119, 9).
29 Aparta de mí el camino de la mentira,
Y en tu misericordia concédeme tu ley.
Y en tu misericordia concédeme tu ley.
30 Escogí el camino de la verdad;
He puesto tus juicios delante de mí.
He puesto tus juicios delante de mí.
31 Me he apegado a tus testimonios;
Oh YHVH, no me avergüences.
Oh YHVH, no me avergüences.
32 Por el camino de tus mandamientos correré,
Cuando ensanches mi corazón (Salmo 119).
Cuando ensanches mi corazón (Salmo 119).
166 Tu salvación he esperado, oh YHVH,
Y tus mandamientos he puesto por obra.
Y tus mandamientos he puesto por obra.
167 Mi alma ha guardado tus testimonios,
Y los he amado en gran manera.
Y los he amado en gran manera.
168 He guardado tus mandamientos y tus testimonios,
Porque todos mis caminos están delante de ti (Salmo 119).
Porque todos mis caminos están delante de ti (Salmo 119).
Guíame
por la senda de tus mandamientos, Porque en ella tengo mi voluntad (Salmo 119:
35).
Nunca jamás me olvidaré de tus mandamientos, Porque con ellos
me has vivificado (Salmo 119: 93).
Tu justicia es justicia eterna, Y tu ley la verdad (Salmo
119: 142).
Justicia eterna son tus testimonios; Dame entendimiento, y
viviré (Salmo 119: 144).
El rey David es un ejemplo de un hijo de Dios lleno del
Espíritu de Dios, que actuó con la gracia de Dios, y así guardó y cumplió los
mandamientos de Dios. Era un hombre conforme al corazón de Dios, como está
escrito: “He hallado a David hijo de Isaí,
varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (1 Samuel 13:
14; Hechos 13: 22).
Guardar y cumplir por amor
Nosotros guardamos y cumplimos los mandamientos de Dios
porque amamos a Dios.
4 Oye,
Israel: YHVH nuestro Dios, YHVH uno es.5 Y amarás a YHVH tu
Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas
(Deuteronomio 6; Marcos 12).
10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en
mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en
su amor (Juan 15).
15 Si me amáis, guardad mis mandamientos. 21 El
que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me
ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él. 23 Respondió
Yeshua y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y
vendremos a él, y haremos morada con él (Juan 14).
5 Y ahora te ruego, señora, no como escribiéndote
un nuevo mandamiento, sino el que hemos tenido desde el principio, que nos
amemos unos a otros. 6 Y este es el amor, que andemos según sus mandamientos (2 Juan).
1 Hijitos
míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado,
abogado tenemos para con el Padre, a Yeshua Mesías el justo.2 Y
él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros,
sino también por los de todo el mundo.3 Y
en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos.4 El
que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y
la verdad no está en él;5 pero el que guarda su palabra,
en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos
que estamos en él.6 El que dice que permanece en él,
debe andar como él anduvo (1 Juan 2).
1 Todo
aquel que cree que Yeshua es el Mesías, es nacido de Dios; y todo aquel que ama
al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.2 En
esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y
guardamos sus mandamientos.3 Pues este es
el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus
mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo
lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido
al mundo, nuestra fe (1 Juan 5).
13 Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor,
estos tres; pero el mayor de ellos es el amor (1 Corintios 13).
Guardar y cumplir para santidad
Guardamos
y cumplimos los mandamientos de Dios para santificación
El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es
inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia
todavía; y el que es santo, santifíquese todavía.
He aquí yo vengo pronto, y mi galardón
conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.
Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el
fin, el primero y el último.
Bienaventurados los que lavan sus ropas,
para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en
la ciudad.
Mas los perros estarán fuera, y los hechiceros, los
fornicarios, los homicidas, los idólatras, y todo aquel que ama y hace mentira
(Apocalipsis 22: 11-15).
Gocémonos
y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su
esposa se ha preparado.Y a ella
se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque
el lino fino es las acciones justas de los santos (Apocalipsis
19: 7, 8).
Habla a toda la congregación de los
hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo YHVH vuestro Dios
(Levítico 19: 2).
Santificaos, pues, y sed santos,
porque yo Jehová soy vuestro Dios.Y guardad
mis estatutos, y ponedlos por obra. Yo YHVH que os santifico
(Levítico 20: 7, 8).
Seguid la paz con todos, y la
santidad, sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12: 14).
Estos son los que han salido de la
gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la
sangre del Cordero (Apocalipsis
7: 14).
Aquí está la paciencia de los santos, los que
guardan los mandamientos de Dios y la fe de Yeshua (Apocalipsis 14: 12).
Purifícame
con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve (Salmo 51:
7).
Habiendo purificado vuestras almas
por la obediencia a la
verdad, mediante el
Espíritu (1 Pedro 1: 22).
Yeshua dijo: Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad(Juan 17: 17).
En estos días se está cumpliendo la palabra que
dice: el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo,
santifíquese todavía. Este es el tiempo de santificarnos y practicar la
justicia. Elohim nos santifica, nos lava, nos purifica y nos emblanquece con la
sangre del Cordero. Nuestra parte es: fe y obras – fe en Yeshua Mesías +
cumplir y guardar los mandamientos de Dios.
Fe y obras – Justificación
Guardamos y cumplimos los mandamientos de Dios
para que, junto con la fe en Yeshua Mesías, seamos justificados. Elohim nos
justifica por medio de la fe. Al mismo tiempo, la fe se completa con las obras,
y la fe confirma la Torá (Ley).
Porque no son los oidores de la ley
los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados (Romanos
2: 13).
¿Luego
por la fe invalidamos la ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley
(Romanos 3: 31).
Y si
alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Yeshua Mesías el
justo (1 Juan 2: 1).
La fe se
perfeccionó por las obras (Santiago 2: 22).
Sed hacedores de la palabra, y no tan solamente
oidores, engañándoos a vosotros mismos.Porque si alguno es
oidor de la palabra pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que
considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y
se va, y luego olvida cómo era.Mas el que mira atentamente en la perfecta ley,
la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino
hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace (Santiago 1:
22-25).
Y se cumplió la Escritura que dice: Abraham creyó a
Dios, y le fue contado por justicia, y fue llamado amigo de Dios.Vosotros
veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y
no solamente por la fe.Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la
fe sin obras está muerta(Santiago 2: 23, 24, 26).
Y nos mandó YHVH que cumplamos todos estos
estatutos, y que temamos a YHVH nuestro Dios, para que
nos vaya bien todos los días, y para que nos conserve la vida, como hasta hoy.
Y tendremos justicia cuando cuidemos de poner por obra todos estos mandamientos
delante de YHVH nuestro Dios, como él nos ha mandado (Deuteronomio
6: 24, 25).
La maldición de la Torá (ley) está colgada en un madero
Yeshua
nos libró de la esclavitud del pecado, de la ley del pecado y la muerte. Así,
la ley de la Torá se cumple en nosotros, que caminamos y vivimos según el
Espíritu. La Torá es espiritual, y necesitamos que el Espíritu de Dios nos guíe
para cumplirla. Los pensamientos de la carne son contra Elohim, porque no están
sujetos a la ley de Dios. Entonces, agradaremos a Dios si nos sujetamos a la
ley de Dios, sujetando todo pensamiento a la obediencia de Yeshua.
Judíos y
gentiles, todos están bajo pecado (Romanos 3: 9).
Por medio
de la ley es el conocimiento del pecado (Romanos 3: 20).
Todo
aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción
de la ley (1 Juan 3: 4).
Estad,
pues, firmes en la libertad con que Yeshua nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud (Gálatas 5: 1).
Porque
vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la
libertad como ocasión para la carne (Gálatas 5: 13).
1 Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Yeshua Hamashiaj, los que
no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Yeshua Hamashiaj
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por
la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa
del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros,
que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;
pero los que son del Espíritu, piensan en las cosas del Espíritu. 6 Porque
el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por
cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se
sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no
pueden agradar a Dios. 9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según
el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no
tiene el Espíritu de Yeshua, no es de él (Romanos 8).
Porque
las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Yeshua (2 Corintios 10: 4, 5).
10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo
maldición, pues escrito está:
Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro
de la ley, para hacerlas. 11 Y que por la ley ninguno se
justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 12 y
la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
13 Yeshua nos redimió de la maldición de la ley, hecho
por nosotros maldición, porque está escrito: La maldición de la Torá (ley) está
colgada en un madero. 19 Entonces, ¿para qué sirve la
ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta que viniese la simiente a
quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por medio de ángeles en mano de un
mediador. 20 Y el mediador no lo es de uno solo; pero
Dios es uno. 21 ¿Luego la ley es contraria a las
promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar,
la justicia fuera verdaderamente por la ley. 22 Mas la
Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa que es por la fe en
Yeshua Hamashiaj fuese dada a los creyentes (Gálatas 3).
19 Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos
fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno, los muchos
serán constituidos justos. 20 Pero la ley se introdujo
para que el pecado abundase; mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la
gracia; 21 para que así como el pecado reinó para
muerte, así también la gracia reine por la justicia para vida eterna mediante
Yeshua Hamashiaj, Señor nuestro (Romanos 5).
1 ¿Qué,
pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? 2 En
ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en
él? 6 Nuestro
viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado
sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado. 12 No
reine, pues, el pecado en vuestro cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en
sus concupiscencias; 15 ¿Qué, pues? ¿Pecaremos, porque
no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia? En ninguna manera (Romanos 6).
15 Desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te
pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Yeshua Hamashiaj. 16
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para
redargüir, para corregir, para instruir en justicia, 17 a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Timoteo 3: 15-17).
6 Pero ahora estamos libres de la ley, por haber
muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el
régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra. 12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el
mandamiento santo, justo y bueno. 14
Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado (Romanos
7).
Aclaración: donde está escrito
“estamos libres de la ley”, se refiere a estar libres de la maldición de la
ley, del yugo de la ley, de la esclavitud del pecado. No se refiere a
estar libres de cumplir y guardar la ley y los mandamientos.
Hagamos como
Yeshua Mesías hizo
3 Y en esto sabemos que nosotros conocemos a Yeshua, si guardamos
sus mandamientos. 4 El que dice: Yo le conozco, y no
guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; 5 pero
el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha
perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. 6 El que dice que permanece en él, debe andar como él
anduvo (1 Juan 2).
Al
que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las
naciones (Apocalipsis 2: 26).
17 No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he
venido para abrogar, sino para cumplir. 18 Porque de
cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una
tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. 19 De manera que cualquiera
que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los
hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que
los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos (Mateo
5).
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Yeshua
Hamashiaj, 6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó
el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7 sino
que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; 8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la
muerte, y muerte de cruz. 9 Por
lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre
todo nombre, 10 para que en el nombre de Yeshua se doble
toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la
tierra; 11 y toda lengua confiese que Yeshua Hamashiaj es el Señor, para gloria de Dios Padre
(Filipenses 2).
Guardar y cumplir los mandamientos en la gracia, la fe y en
el Espíritu Santo
Gracia: porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que
nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Yeshua Hamashiaj para buenas obras, las cuales Dios
preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efesios 2: 8-10).
El cumplimiento de los
mandamientos de la Torá no nos salva, sino que somos salvos por la gracia, por
medio de la fe. Pero la Torá existe para que vivamos y andemos en ella,
haciendo buenas obras. Ciertamente la ley es
santa, y el mandamiento santo, justo y bueno (Romanos 7: 12).
Fe: ¿Luego por la fe invalidamos la
ley? En ninguna manera, sino que confirmamos la ley (Romanos 3: 31). La fe se
perfeccionó por las obras (Santiago 2: 22).
Espíritu Santo: Mas el Consolador, el Espíritu
Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y
os recordará todo lo que yo os he dicho (Juan 14: 26).
Pero
cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no
hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará
saber las cosas que habrán de venir (Juan 16: 13).
He aquí que vienen días, dice YHVH, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que
hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de
Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos,
dice YHVH. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de
aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo. Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a YHVH;
porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande,
dice YHVH; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su
pecado (Jeremías 31: 31-34).
Digo,
pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Si vivimos
por el Espíritu, andemos también por el Espíritu (Gálatas 5: 16, 25).
El
Espíritu Santo siempre nos guía hacia la Torá, a la palabra escrita. Ser
guiados por el Espíritu Santo significa ser guiados a la Torá.
El fin de todo el
discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es
el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda
cosa encubierta, sea buena o sea mala (Eclesiastés 12: 13, 14).