jueves, 11 de abril de 2013

Por sus frutos serán conocidos

Malaquías 4: 5, 6; Mateo 3: 1-3; Mateo 17: 11, 12.

He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible.El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición. El Señor dice: a la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. 

Este profeta ya está entre nosotros en la virtud de Elías, exactamente como está escrito a su respecto. Así como no reconocieron a Juan, tampoco la actual iglesia no lo está reconociendo. Los que reconocieron a Juan como profeta bíblico y obedecieron el consejo de Dios, pudieron recibir al Mesías. Lo mismo está pasando ahora. Los que reciben la palabra del testimonio de este profeta son confirmados en la fe y por la justicia de Yaweh serán arrebatados. Este hombre vive en santidad y justicia. Él es el profeta prometido y confirmado por sus prédicas, profecías y señales de la verdad: EL EVANGELIO DEL ARREPENTIMIENTO. Este hombre es el profeta del Señor. Su nombre es David Owuor. 

Bendito es el nombre del Señor.
Amén. 

La medida de la iniquidad para el arrebatamiento está completa

Los que temen a Dios de acuerdo a la justicia que es de la fe, son llamados siervos del Señor. (Apocalipsis 19: 5). El temor de יהוה es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco (Proverbios 8: 13).
El Eterno nos concede a través de Su espíritu a que practiquemos acciones justas, cuando vivimos y andamos en el Espíritu del Señor (Apocalipsis 19: 8; Gálatas 5: 25). 
Los que no cortaron su vínculo con la meretriz, quedarán para la gran tribulación. El vínculo son todas las doctrinas que tienen fundamento en la teología. Esas doctrinas inducen al error y al tropiezo, causan ceguera y muerte espiritual. 
Despierte y oiga al Señor: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas; porque sus pecados han llegado hasta el cielo, y Dios se ha acordado de sus maldades (Apocalipsis 18: 4, 5).
Usted, que ya ha probado la misericordia y la salvación del Señor, ¡corte el cordón umbilical para no ser arrastrado a la perdición!

Una tras otra, las naciones están aprobando el matrimonio entre personas del mismo sexo, lo llaman matrimonio igualitario - Yaweh, Yeshua y Haruaj Hakadosh lo llaman: ABOMINACIÓN DESOLADORA;
con la muchedumbre de las abominaciones vendrá el desolador (los dos inicuos en un solo espíritu, la serpiente), hasta que venga la consumación (las copas de la ira), y lo que está determinado se derrame sobre el desolador: Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre (Daniel 9: 27; Apocalipsis 19: 20).
El primer matrimonio tuvo lugar en el paraíso, lo que es figura de la unión entre el Mesías y su iglesia, las bodas del cordero. El matrimonio es sagrado, es santo, está constituido por Dios entre el hombre y la mujer (Génesis 2: 23, 24).
Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios (Hebreos 13: 4). 

Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar...(Marcos 13: 14). El lecho matrimonial es un lugar santo. Con la ley del matrimonio igualitario, están profanando la santidad del matrimonio y la santidad del lecho conjugal. Profanar es deshonrar, son acciones de blasfemia e injurias al Creador. El matrimonio homosexual: hombre con hombre; mujer con mujer; está puesto en el lugar santo en donde no debe estar: EL LECHO CONJUGAL

...entonces los que estén en Judea, huyan a los montes (Marcos 13: 14).
Piense: los habitantes de judea son palestinos, las ciudades son Belén, Ramala, Jericó y Hebrón... 

Es por creerle a Dios que el Señor nos imputa la fe y nos hace justicia.  

Y todo aquel que invocare el nombre del Señor (Yeshúa), será salvo (Joel 2: 32).