martes, 7 de enero de 2014

Teshuvá

Lucas 15: 11-24.

Señor, concédenos la conciencia de que somos justicia de Dios, Templo del Espíritu Santo, morada de Dios en Espíritu.

El hijo pródigo juntando todos los bienes de su herencia, se fue lejos de su casa, y desperdició todo, viviendo perdidamente: hizo uso abusivo de la gracia.
Entonces vino el hambre espiritual y comenzó a faltarle el alimento. Y tuvo que trabajar en medio de la inmundicie apacentando cerdos. Tuvo tanto hambre que deseó alimentarse de lo que comían los cerdos, y nadie le daba; tan bajo cayó de la gracia...
En los más profundo, volvió en sí: hizo TESHUVÁ.
Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de PAN-Yeshúa, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré (de la inmundicie) e iré a mi Padre-Dios, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 
Y levantándose, vino a su padre. Y su padre le concedió el perdón para la vida. 

La teshuvá es concedida por Dios, por el oir de la fe. Es volver al Padre en amor y temor, arrepentido. 
Esta es la actitud de nuestro Padre Celestial, cuando decidimos hacer teshuvá por el oir de la fe: Y cuando aún estaba LEJOS, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Este versículo está profetizando el rapto. 
El Señor me reveló que vendrá a arrebatar los que hicieron teshuvá: la teshuvá que es conforme lo que está escrito en los Evangelios.