martes, 18 de abril de 2017

Bendecid a Yeshua El Señor

Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mateo 5: 3). 
Los que teméis a Yeshua, bendecid a Yeshua (Salmo 135: 20).

Pues yo pasaré aquella noche por la tierra de Egipto, y heriré a todo primogénito en la tierra de Egipto, así de los hombres como de las bestias; y ejecutaré mis juicios en todos los dioses de Egipto (en todos los dioses de todas las naciones). Yo Yeshua (Ex. 12: 12). YO y no un ángel, YO y no un serafín, YO y no un mensajero.

Si Yeshua el Señor no dejó sin el castigo a los bebés recién nacidos, ¿te dejará a tí, si permanecieres en el rechazo a Sus leyes, en rebeldía y rebelión, después de haber sido comprado con Su sangre?

Vuelva al Señor.

Yeshua es Dios, verdadero Dios. No es tu siervo, no es tu compañero de ocio, no es tu igual. Él es el Señor, es tu Dios. 
Bendecid Su Nombre.

Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Yeshua tu Dios por la buena tierra que te habrá dado (Deut. 8: 10). Comiste y bebiste de la copa de la salvación (Mateo 26: 26-30; Lucas 22: 14-20; 1 Corint. 11: 23-25) que el Señor tu Dios gratuitamente y por gracia te ha dado. 
Tomaré la copa de la salvación, E invocaré el nombre de Yeshua (Salmo 116: 13). 

Bendecid a tu Dios.

Diga NO al humanismo, al helenismo, a la psicología. Vuelve a tu Dios, a la Palabra de tu Dios. Obedezca Sus leyes y Sus preceptos. Tu yo interior debe ser El Señor, si es que Él vive en tí. De todo corazón recibe al Señor como verdadero Dios. Aborrezca el mal y el camino del mal: humanismo, helenismo, ecumenismo, la agenda del LGBT, la desobediencia a los preceptos de la Ley del Señor, y tu propio ego e intelecto. Vuelve a tu Dios de todo corazón. Pues creer en el Señor es permitir que el Señor verdaderamente sea el Señor en tu corazón, en tu alma, en tu espíritu, en tu mente, y en todo tu ser y en todas tus cosas. 
Bendecid al Señor.

Y amarás a Yeshua tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas (Deut. 6: 4).

jueves, 13 de abril de 2017

Los que vencieron

 Yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero (Ap. 7: 14).

Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad (Ap. 22: 14).

El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios (Ap. 2: 7).
Acordaos de la ley de Moshé mi siervo, al cual encargué en Horeb ordenanzas y leyes para todo Israel (Malaquías 4: 4).

Israel dio a luz a la Iglesia del Mesías (Ap. 12: 5). Honra a tu padre y a tu madre (Ex. 20: 12), el padre es Dios y la madre es Israel (Romanos 11: 17-20).

 Si anduviereis en mis decretos y guardareis mis mandamientos, y los pusiereis por obra (Lev. 26: 3), así es como lavamos nuestras ropas, obedeciendo de forma incondicional las leyes de Moshé. El Señor no vino a anular la ley, porque es perpetua, inmutable de eternidad a eternidad.

El Señor nos lavó en su sangre; expió nuestras almas conforme la ley. Sin sangre no hay expiación (Hebreos 9: 22; Lev. 17: 11); pero nosotros lavamos nuestra ropa en su sangre. Esa es nuestra responsabilidad, lavar nuestra ropa en su sangre.

El Señor dijo a sus discípulos: Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado (Juan 15: 3). Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí (Juan 5: 39). Las palabras del Señor son las Sagradas Escrituras, de Bereshit (Génesis) a Itgalut (Apocalipsis o Revelación). Volver al primer amor es la obediencia de la ley de Moshé, son 613 preceptos. Sin obediencia nadie permanece en las palabras del Señor. Y quien no permanece, no tiene la palabra de Dios, que es el testimonio de Yeshua Imanuel Mesías, no lavó sus ropas en la sangre del Cordero.

El Señor dice: la salvación es por la fe que es en mí (Juan 11: 25). Obedeciendo la ley de Moshé confirmamos nuestra fe.

En los días de Pesaj (pascua) es mandamiento no tener fermento en la casa. El fermento es la hipocresía. La casa somos nosotros, morada de Dios en espíritu. Nuestro Pesaj es el Mesías, si en Él estamos.

Los que se dicen a sí mismos creyente y discípulos del Mesías, y tienen desprecio por la ley de Moshé, son hipócritas.

El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala (Eclesiastés 12: 13, 14).


(Para más detalle, ver texto publicado anteriormente: “Guardar y cumplir los mandamientos de Dios”)