martes, 3 de octubre de 2017

El Primer Amor

El conocimiento de la Palabra desde Bereshit (Génesis) hasta Itgalut (Apocalipsis) perfecciona el amor hacia Dios, al prójimo y a nosotros mismos. 1 Juan 4: 16-17.

La Ley de Dios es la suprema verdad. Yeshúa es la verdad, por lo tanto la Ley, la Palabra y el Verbo.

De los dos pueblos, el Señor hizo uno: la iglesia redimida e Israel. Es practicando, cumpliendo y obedeciendo la Ley que amamos a Dios, a nuestro prójimo como a nosotros mismos. 1 Juan 5: 2.
El amor de Dios es que guardemos Sus mandamientos. 1 Juan 5: 3.

En la parábola del Samaritano (Lucas 10: 27-37), está enseñado por el Señor quién es nuestro prójimo y la manera en cómo debemos dar frutos de la justicia de la fe. Apocalipsis 14: 12, 22: 14. Los que no tienen frutos son cortados, pierden la corona de la vida. Juan 15: 6.

Por su rectitud de carácter, Dios hace lo que dice. Si amaras al Señor como a tu prójimo con todo el amor de tu alma, sólo entonces te amarás a tí mismo. 1 Samuel 18: 1, 20: 17.

Shemá Israel, Adonai Eloheinu, Adonai Ejad. Oye Israel, Adonai es nuestro Dios, Adonai es Uno. Yeshúa el Mesías es el Hijo de Dios, el Santo de Israel. Deuteronomio 6: 4; 1 Juan 4: 15.

Números 15: 30. Es extremamente peligroso el desprecio a la Palabra del Señor y la violación del mandamiento. Deuteronomio 6: 4-9.

1 Samuel 15: 23: Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra del Eterno, Él también te ha desechado para que no seas rey.

Apocalipsis 1: Juan, a las siete iglesias que están en Asia: Gracia y paz a vosotros, del que es y que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono; y de Yeshúa el Mesías el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén.

La apostasía es pecado de rebelión y obstinación. Los apóstatas, habiendo sido lavados en la Sangre del Señor por el Señor mismo, son desechados por Dios, cortados de la vid, lanzados en el lago de fuego y azufre.

Hebreos 6: 4-6: Porque es imposible que los que una vez fueron iluminados y gustaron del don celestial, y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo, y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,
y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndole a vituperio.

Mas la persona que hiciere algo con soberbia, así el natural como el extranjero (aquellos que no están salvos entre los gentiles), ultraja al Eterno; esa persona será cortada de en medio de su pueblo (Números 15: 30).